La cooperación al desarrollo suiza ha sido cada vez más criticada por los políticos en los últimos años. Al mismo tiempo, cada vez se le asignan más tareas. En lugar de recortes presupuestarios, necesita apoyo político.
La cooperación al desarrollo sirve para combatir la pobreza y la exclusión, brinda a los grupos desfavorecidos acceso a la atención médica, el agua y la educación, y ayuda en la vida política, cultural y social. Reciben apoyo para que se adapten a los efectos del cambio climático. A través de un enfoque basado en los derechos humanos, la cooperación al desarrollo ayuda a las comunidades pobres y marginadas a dar forma a su propio desarrollo. La cooperación al desarrollo puede iniciar procesos y en muchos lugares sienta las bases sociales para el desarrollo económico.
Al mismo tiempo, la cooperación al desarrollo se ha convertido cada vez más en un juguete de la política. Por un lado, se espera que elimine la pobreza mundial, dé un impulso económico y contrarreste la migración no deseada y el cambio climático. Por otro lado, se le acusa de ser ineficaz y ofrece un objetivo que es bienvenido para los ejercicios de austeridad en los debates presupuestarios anuales.
Financiamiento modesto para la cooperación al desarrollo
Aunque Suiza es uno de los países más ricos del mundo, su financiamiento para la cooperación internacional es modesta, en el mejor de los casos. En 2016, el presupuesto para la cooperación internacional, que abarca cooperación al desarrollo, ayuda humanitaria y trabajo de mantenimiento de la paz y derechos humanos, representó 2600 millones de francos suizos (aproximadamente 2200 millones de euros/2700 millones de dólares) o 3,9% del gasto federal. Esta cifra corresponde al 0,39% del ingreso nacional bruto (INB) de Suiza. La cifra oficial de la “Ayuda Oficial al Desarrollo” (AOD) suiza según los criterios de la OCDE es del 0,54% del INB, pero esto es engañoso ya que una quinta parte de estos fondos se utiliza para cubrir los costos nacionales de asilo. Helvetas pide al Consejo Federal Suizo que cumpla con el punto de referencia del presupuesto internacional (establecido en 1970) del 0,7% del INB para la cooperación al desarrollo, lo que se reafirma en la Agenda 2030.