Doña Valentina Cruz, una vida observando.

En la altiplánica comunidad de Salla, en una casa de adobe, se encuentra un instrumento de medición pluvial que durante décadas fue y es resguardado con vehemencia por una mujer. Valentina Cruz ha pasado casi toda su vida en Salla, donde nació Nazario Calle, su esposo. La tierra fértil de este lugar les ha dado la oportunidad de desarrollar una vida en esa comunidad.- “la tierra siempre fue buena con nosotros, tenemos muchas vertientes y ríos alrededor de la comunidad”. Afirma Valentina, la valiente guardiana.

Nazario Calle comenzó cómo observador, con las estaciones meteorológicas y pluviales, desde los años 80 con el SENAMHI. Valentina, su segunda esposa nunca pudo tener hijos con Él. Así vivieron de la agricultura y el pastoreo, solos los dos. El 9 de julio del 2020 Nazario Calle fallece y Valentina se convierte en la nueva observadora de la estación pluvial de Salla, recibiendo como herencia de su esposo esta noble labor, sin embargo al quedar sola y con tantos años encima, se ve obligada a dejar sus otras ocupaciones.

Vitaliano, el vecino de la de observadora, se ha prestado a ayudarla a realizar las lecturas del pluviómetro que se encuentra en la parte posterior de su casa, justo al frente de su horno de barro. Y pese a que ambos realizan esta labor a diario no saben con certeza los beneficios que este instrumento le puede dar a su comunidad. Valentina Cruz, sabe lo que es el SENAMHI, pero relata que es sus días de pastoreo, siembra y cosecha los conocimientos de los abuelos eran su única y más eficaz guía. Sabía, por ejemplo, el inicio del calendario agrícola solo con escuchar el aullido del zorro, en ese momento había que sembrar. Cuando el Leke Leke hacía su nido en uno u otro lugar, ellos ya sabían si el año iba a tener sequía o iba a ser lluvioso. Estos saberes tradicionales y ancestrales fueron transmitidos a ella por su madre, y a su madre por sus abuelas, y el día de hoy las usa y las respeta tanto como sus antecesoras.