20. marzo 2020

Rompiendo la nuez: estimulando el cambio de comportamiento en agua, saneamiento e higiene

Han pasado dos meses desde que comenzó el año 2020. A menudo, muchos de nosotros decretamos en Año Nuevo y tratamos de poner en práctica eso: leer, hacer ejercicio, visitar amigos y familiares... Sin embargo, la verdad sea dicha, año tras año, casi todos no logramos cumplir con esto.

Cumplir con una acción y desarrollarla como un hábito, es hablar de comportamientos o mentalidades: es nuestro proceso de pensamiento. Es por eso que cambiar el comportamiento es un desafío. Puede ser difícil probar cosas nuevas o detener ciertos hábitos inútiles y limitantes. Sabemos esto por práctica: en Benin, por ejemplo, fallamos en cambiar los comportamientos de las personas en cuanto al agua, el saneamiento y la higiene.

Varios estudios independientes, como en India, Etiopía y Bolivia, así como nuestros estudios en Benin y Nepal han demostrado que la mejora de la calidad del agua se ve reforzada por una determinada tecnología (filtro, cloro, etc.), pero también puede ser por la instalación adecuada de un sistema (sin tratamiento) que proporcione agua limpia y segura. No tenemos que hacer muchos análisis para saber la respuesta: el problema radica en las prácticas inadecuadas de higiene, transporte y almacenamiento de agua.

Hemos aprendido que la clave del éxito es el cambio de comportamiento, desde el lavado de manos hasta el uso de inodoros o el tratamiento y almacenamiento de agua. Un cambio de comportamiento ocurre no porque a una persona se le diga o eduque cómo manejar el agua y el saneamiento. Un enfoque exitoso considera muchos factores de comportamiento psicológico y social. Por ejemplo, las intervenciones en agua, saneamiento e higiene deben integrarse en las escuelas, los hogares y las comunidades en las que las personas pasan su tiempo y viven su vida. También considera factores económicos: el impacto de servicios inadecuados de agua y saneamiento que recae principalmente en los pobres.

En esta publicación de blog, pasamos del por qué al cómo, en cuanto al cambio de comportamiento en agua y saneamiento, y presentamos formas prácticas de abordar el tema de las motivaciones. Aprendimos de nuestras experiencias que la sensibilización sobre la higiene convencional, como la de Benin, no ha dado resultados convincentes en términos de cambio de comportamiento. Aunque las personas saben lo que deben hacer, no lo hacen.

¿Qué hacer? Buscamos y utilizamos un modelo psicosocial probado científicamente llamado enfoque de riesgos, actitudes, normas, habilidades y autorregulación, en pocas palabras RANAS (por su sigla en inglés: Risks, Attitudes, Norms, Abilities and Self-regulation approach – RANAS). En colaboración con su fundador y creador, lo simplificamos y contextualizamos a las realidades de diferentes países. En pocas palabras, identificamos los factores de comportamiento decisivos y desarrollamos intervenciones de higiene para desencadenar los mismos.

Comprender el comportamiento

Si estamos viviendo o viajando a un país con bajos niveles de servicios de agua y saneamiento, es probable que nos hayamos hecho la pregunta: ¿estoy en riesgo de contraer diarrea? Este es un factor de riesgo de vulnerabilidad percibida. Dependiendo de la persona, este puede ser el punto de partida para tomar una acción, pero no necesariamente esto es suficiente. Es posible que hayamos escuchado sobre los efectos en la salud de beber agua no segura, pero es posible que no nos sintamos personalmente en riesgo o no percibamos que la diarrea sea muy grave para nuestra vida diaria.

Imagine un restaurante donde la estación de lavado de manos está fuera del inodoro, claramente visible para los clientes, desde la sala principal del restaurante. Es muy probable que más personas se laven las manos que si el grifo de lavado de manos se encuentra dentro de la cabina junto al inodoro. Para decir lo obvio, no existimos aislados de las reglas informales y las normas sociales que nos rodean. Los factores psicosociales dirigen nuestro comportamiento, y las normas sociales dan forma y, a veces, refuerzan la forma en que actuamos. Nos afecta de alguna manera si nuestros familiares se lavan las manos, o nuestros padres o maestros de escuela nos animan a lavarnos las manos.

Es por eso que necesitamos entender bien los factores de comportamiento e identificar aquellos que son decisivos. Para algunas personas, lo que marca la diferencia decisivamente para realizar un comportamiento, son sus habilidades y conocimientos. Esto se refiere por ejemplo, si conocemos los diferentes pasos que existen para lavarnos las manos correctamente.

Para otros, la confianza en su capacidad para lidiar con posibles barreras, y pese a eso continuar y reanudar, viene a ser la más crítica para mantener un buen comportamiento. Un ejemplo simple es si estamos seguros de que volveremos a lavarnos las manos cuando estemos en casa y tengamos acceso al agua y jabón. En pocas palabras, el compromiso y el recuerdo pueden ser determinantes importantes.

¿Cómo cambiar realmente los comportamientos?

Viajemos a Mozambique. Al igual que en otros países, allí se cuestionan las campañas de saneamiento total, dirigidas por la comunidad, es decir, las personas dudan de su relevancia o ignoran los mensajes. Ciertamente, esto pone en duda la sostenibilidad del estado libre de defecación abierta. Pero la pregunta es: ¿qué factores pueden influir en el comportamiento de las comunidades en el uso y mantenimiento de las letrinas?

Como dijimos anteriormente, las redes complejas de normas sociales a menudo están en juego. Es crucial que comprendamos cómo funcionan las normas sociales y que podamos navegarlas cuidadosamente para influir efectivamente en los cambios positivos. En el estudio RANAS en Mozambique, las normas sociales y los factores de autorregulación han sido identificados como decisivos, por lo tanto, las intervenciones de higiene deben abordar esos factores. Eso es lo que sucedió en Mozambique: apoyar un cambio de comportamiento sostenido al involucrar a las familias para que se comprometan públicamente a usar y mantener adecuadamente sus letrinas.

Dos meses después, las comunidades en Mozambique fueron visitadas nuevamente para identificar y evaluar a las familias que hubiesen mantenido bien su letrina. Las familias con letrinas limpias fueron "premiadas" con una bandera de color que la mayoría de las personas colocó cerca de sus letrinas. Se ha observado un impacto social notable en la comunidad: otros miembros de la comunidad comenzaron a reparar o reconstruir y mantener bien sus letrinas para recibir su propia bandera, para estar "al mismo nivel" que las otras familias. Esto se hizo durante una segunda visita a la comunidad seis meses después. Las familias que aún mantenían bien su letrina, y/o las que ahora mantenían bien su letrina fueron recompensadas con una bandera de color. A aquellas familias que ya no cumplían con el requisito, se les retiró la bandera.

¿Cuál es el resultado de esta nueva intervención total de saneamiento dirigida por la comunidad (CLTS por su sigla en inglés Community Led Total Sanitation)? Las personas que mantuvieron bien su letrina aumentaron al 47% en comparación con el 27% de las personas que han participado en una intervención tradicional de CLTS. Esto demostró que el compromiso público combinado con la recompensa pública (bandera) funcionó bien como un incentivo para el cambio de comportamiento. Incluso después de un año, más de una cuarta parte de las familias tenían letrinas en buen estado. No hubo diferencias significativas entre las familias con banderas y otras familias en las comunidades, lo que demuestra que la bandera funcionó como un incentivo para el cambio de comportamiento.

Pasemos a Mali, otro país del África subsahariana. Allí logramos resultados muy alentadores para el lavado de manos con jabón. Hoy, el 48% de las personas se lavan las manos en comparación con el 15% antes de las intervenciones de higiene. ¿Cómo se logró esto?

Sobre la base de un estudio exhaustivo de RANAS, desarrollamos una combinación de intervenciones que abordan los factores de las normas sociales y la autorregulación.

Así es como sucedió. Las estaciones de lavado de manos tippy-tap, han sido construidas y ubicadas en áreas visibles. Había una razón para hacerlo: los vecinos podían ver si las personas que venían de los baños se lavan las manos o no. Además, las comunidades apreciaron mucho una obra de teatro en la que una escena mostraba a las personas que se lavaban las manos como las más populares. Fue simple pero una forma poderosa que realmente estimuló a los miembros de la comunidad a tomar medidas para lavarse las manos antes de manipular alimentos. Por ejemplo, un póster colgado en las paredes cerca de las áreas de cocina que mostraba al jefe de la aldea lavándose las manos, fue motivador.

Trasladándonos de África a América Latina, el caso de Bolivia demuestra un cambio de comportamiento estimulante y que se refiere a la separación y reciclaje en los hogares. Para los bolivianos, una restricción crítica fue el hecho de que los problemas de agua y saneamiento eran problemas políticos y de desarrollo, y ya no sólo de una crisis de salud pública. El crecimiento de la población en áreas urbanas y periurbanas no ha sido acompañado por una mejora en el tratamiento de aguas residuales o en la infraestructura y servicios de gestión de residuos sólidos. De hecho, la infraestructura y los servicios relacionados a menudo están ausentes o se encuentran en malas condiciones técnicas y de gestión, lo que causa contaminación del suelo y del agua, así como problemas de salud.

El enfoque de nuestro trabajo en Bolivia fue desencadenar factores de comportamiento para la separación y reciclaje de residuos mediante el diseño de una campaña de sensibilización efectiva. Lo que nos llamó la atención fue cómo aquellos que realmente cambiaron su comportamiento, eran conscientes de que su forma de actuar afectaba la calidad de los servicios del municipio.

También descubrimos que la participación de aquellos que fueron percibidos como "respetados" en las comunidades alentó el cambio en el comportamiento de los demás (es decir, la norma). Aquellos que cambiaron su comportamiento también se sintieron más seguros para mantener su comportamiento y demoraron menos tiempo en hacerlo (es decir, habilidad) y tuvieron más compromiso para hacerlo (es decir, autorregulación).

Todo lo anterior fue el resultado de una serie de facilitaciones realizadas por la iniciativa. Un ejemplo interesante es la formación de brigadas con jóvenes líderes que realizan acciones sociales ambientales. Las brigadas están capacitadas en liderazgo ambiental, separación, explotación e igualdad de género. Como complemento a las brigadas también se realizaron ferias de trueque ambiental que trabajaron en actividades vinculadas al manejo de los desperdicios como recursos, enfocándose en el intercambio de materiales reciclables, capacitaciones a través de títeres y otros juegos donde se crearon objetos, artículos y herramientas para el uso diario. Los calendarios también se presentaron con información fácil de usar y que hacía referencia a la separación. Este material también se utilizó como ayuda memoria para marcar diferentes días de recojo de residuos. Reconociendo la importancia de las normas, la iniciativa en Bolivia también recurrió a personas famosas para alentar a la ciudadanía en la práctica de separación de desechos sólidos.

Con la combinación de las intervenciones anteriores, ahora el 53% de la población en las ciudades seleccionadas y que son de tamaño medio, separan y reciclan los desechos sólidos;  en comparación con el 17% que se tenía antes de comenzar la intervención.

¿Ahora qué?

Comenzamos con el hecho aparentemente obvio, pero ignorado. Las diferentes iniciativas en agua y saneamiento a menudo ven a las personas como 'agentes autónomos y totalmente racionales' en lugar de comprender la dinámica compleja de sus relaciones con el sistema más amplio con el que viven e interactúan, ya sea educación, prestación de servicios, gobernanza, normas sociales, etc.

Incluso si entendemos la complejidad de los problemas de agua y saneamiento, las realidades sobre el terreno a menudo son más matizadas. En la mayoría de los casos, el impulso es simplemente informar a las personas o comunidades sobre el riesgo asociado con el agua contaminada y cómo evitar enfermarse.

Sin embargo, nuestra experiencia y la evidencia reunida a través de los estudios de RANAS muestran que varios factores, desde psicológicos, sociales, económicos y de gobernanza, influyen en el cambio de comportamiento sostenido.

Cambiar un comportamiento depende primero de la motivación de una persona. Puede suceder rápidamente si logramos "presionar el botón correcto". Y puede que no siempre sea de la forma en que pensamos que es (o que hemos estado presionando durante muchos años). Por lo tanto, si queremos lograr un cambio de comportamiento, primero debemos entender mucho mejor cómo piensan y actúan las personas, y luego evaluar críticamente nuestro trabajo (y las intervenciones de higiene). En pocas palabras, primero necesitamos cambiar nuestro comportamiento antes de que otros cambien el suyo.

¿Qué sigue después? Además de correr la voz y aplicar el enfoque en múltiples proyectos de WASH en todo el mundo, actualmente lo estamos simplificando y adaptando para la Respuesta Humanitaria. También se ha iniciado su aplicación en otros sectores como la agricultura. Esperamos que puedan leer más sobre esto, muy pronto. ¡Estén atentos!

Blog escrito por: Daya Moser Zenebe Uraguchi 

Texto original: Cracking the nut: stimulating behavioral change in water, sanitation and hygiene


Fuentes adicionales

Eawag, enfoque RANAS 

Manual de cambio de comportamiento de Helvetas 

WASH y cambio de comportamiento: seis lecciones clave de una "expedición de aprendizaje" basada en la evidencia en Haití, Malí, Benin y Mozambique 

Walking the Talk: una historia de tres países sobre "integridad del agua"

Fotografías del proyecto Gestión Ambiental municipal de la Cooperación Suiza en Bolivia

Información adicional:

Asesor principal en cadenas de valor y desarrollo de mercado